domingo, 22 de noviembre de 2009

Berríos... ammm

El Señor Berríos, es el hombre religioso más cuerdo que he leído. Disfruto (y espero) todos los sábados para poder leerlo en su columna. El día de hoy expone varios puntos que caracterizan a la sociedad del barrio alto, y de ellos he seleccionado 3 que me parecen tan detestables:
- Todos se conocen y siempre encuentran algún pariente en común o algún lugar de esparcimiento que los vincula.
- Dicen que les preocupa el calentamiento global, y se enojan ante noticias que hablen del matrato animal. Pero, son ajenos a problemas sociales tales como el maltrato a los trabajadores o la injustica social.
- Les enseñaron que la religión era un “pasaporte para el cielo”. No hay interpretaciones y son muy exigentes con respecto a la moral sexual. Por otro lado, son muy flexibles al hablar de moral y doctrina social.
Y tal cual el padre Berríos hace un llamado de libertad, yo le digo a usted lolito varón perteneciente a estos círculos exóticos...

1. Descubra las creaciones que se han hecho en nuestra sociedad y en base a que situaciones históricas han nacido.
2. Ande en micro.
3. Confíe en la gente.
4. Y por último; respire, observe y sienta. SIN PREJUICIOS.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grata es la instancia en que puedo dejarte saludos, estimada bugambilia.
Llegué a estos parajes de vuestras divagaciones, por las propias mías en la red.
Debo decir, yendo a tu entrada, que ese señor Berrios a mi también me ha parecido, cuando menos, un tipo sagaz -como el perro de lipigas-, con valor y fortaleza para arrojar esa clase de afirmaciones en el "Diario de Agustín"...
Pero más allá de que tenga la fuerza y garra para decir públicamente unas cuantas verdades que subyacen en las estructuras sociales de nuestra patria, tiene gran valor su afán igualitarista, ese intento porque tanto el perro del amarillo, como "des chiens de mère" puedan gozar de los mismos cuidados, los mismos bienes y las mismas cargas. Apunta con coraje a que quienes tienen sus necesidades satisfechas puedan ser empáticos con quienes tienen necesidades deshechas, dejando la palabrería y los discursos morales en la línea de partida de las verdaderas acciones sociales, redistributivas de la riqueza, pero por sobre todo, de la cultura.

un abrazo

siempre en nuestros recuerdos (U&J)


Javier t.